Capítulo 9
Capítulo 9 Hermana, no me golpees
La mansión de la familia Rodríguez se encontraba en una zona elegante de la ciudad. Los invitados al banquete llegaban uno tras otro.
En el segundo piso de la villa, Noah y Aitana habían tenido un encuentro apasionado en la habitación. Aitana se acurrucó en el abrazo de Noah, deseando continuar seduciéndolo.
Noah agarró su mano y la detuvo, diciendo:
-El Don Mendoza llegará pronto. La abuela me pidió que lo recibiera en persona. Es una oportunidad preciosa que no puedo dejar pasar.
Aitana bajó la cabeza desilusionada, mostrando una expresión suave y apenada, lo cual hizo que Noah se sintiera muy angustiado.
Sin embargo, al pensar en el importante evento de ese día, Noah se levantó y ayudó a Aitana a vestirse.
El hermoso vestido blanco la hacía lucir como una princesa pura e impecable. Esa apariencia tentó a Noah y no pudo resistirse.
-Nunca te he visto llevar este vestido antes. Es hermoso y está bien diseñado elogió Noah.
Sin embargo, un destello de ansiedad apareció en los ojos de Aitana, y luego explicó con una expresión inocente:
-Sabes que no me gusta la vida excesivamente lujosa. Pero mi mamá se dio cuenta de que no tenía un vestido adecuado para asistir al banquete de
cumpleaños de tu abuela, así que me lo compró. No me culparás por destacar tanto, ¿verdad?
En realidad, lo había sacado del armario de Valentina. Sabía que ese vestido tenía un nombre hermoso: “Ángel de la Luna”. Era una edición limitada de la marca K& K que era muy popular entre las damas elegantes y adineradas. No esperaba que Valentina lo tuviera, lo que la llenó de envidia. Sin dudarlo, lo tomó y se lo puso de inmediato.
En su opinión, una vez que llevaba puesto el vestido, le pertenecía. Lo mismo ocurría con Noah. ¡Todo lo que pertenecía a Valentina, ella lo arrebataría!
Se acurrucó en el hombro de Noah y dejó deliberadamente una marca de labios en la solapa de su camisa blanca…
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#15 BONOS
Diez minutos después, un convoy de lujosos coches se detuvo frente a la mansión, Babla llegado “Don Mendoza”, que resultó ser Santiago. Al salir del automóvil, fue rodeado por un grupo de guardaespaldas. All content © N/.ôvel/Dr/ama.Org.
Noah, que había llegado apresuradamente, se acercó emocionado para recibirlo y lo saludó:
Don… Don Mendoza…
Santiago había sido un misterio para el público, incluso los medios no habían capturado su rostro. Se creía que alguien capaz de liderar el imperio de negocios de la familia Mendoza debía ser mayor. Sin embargo, ese nuevo y poderoso líder era solo tres años mayor que Noah.
Santiago media 1,88 metros de altura y vestía un elegante traje negro de alta costura. Su apuesto rostro irradiaba un aire frío y distante. Sin siquiera mirar a Noah, caminó directamente hacia el Interior.
Comparado con él, Noah perdió algo de confianza en su apariencia, pero lo siguió de cerca y reunió coraje para presentarse:
Señor Mendoza, mi nombre es Noah Rodríguez. Hace unos años, fui a la capital y tuve la suerte de verlo desde lejos.
-¿Noah Rodríguez? -respondió Santiago mientras se detenía.
Manuel le había mencionado. ¿Era este el hombre que quería invitarlo como testigo de su matrimonio? Mientras pensaba, notó la marca de beso en la solapa de su camisa. No sabía por qué, pero la figura de Valentina pasó fugazmente por su mente. ¿Acaso Noah tenía una prometida tan apasionada como la suya?
Mientras tanto, Valentina también llegó a la mansión. A lo lejos, vio a Noah entrar al vestíbulo junto a un hombre rodeado por un grupo de guardaespaldas, mostrando una sonrisa aduladora. Luego, su mirada se detuvo en la cabeza del supuesto “Don Mendoza”, sin esperar que fuera un hombre tan joven.
Al pensar que sería el “testigo” en el propuesto matrimonio entre ella y Noah, no pudo evitar reír fríamente mientras miraba el certificado de matrimonio que llevaba en su bolso.
El banquete aún no había comenzado, así que Valentina se dirigió al jardín. Allí, un grupo de damas rodeaba a Aitana y hablaba envidiosamente sobre su vestido. Aitana disfrutaba de las adulaciones.
De repente, se escuchó una voz que decía:
-¡Ay, Aitana! ¡Ya llegaste!
Era precisamente Valentina. Se paró frente a un muro de rosas con un vestido largo de color rojo, pareciendo un hada de las rosas emergiendo en el mundo. Todas las mujeres presentes quedaron deslumbradas por su impresionante belleza. Pronto, reconocieron el vestido que llevaba puesto y exclamaron:
-¿El vestido que lleva… es la “Emperatriz Roja” de K&K?
-Dios mío… ¡Exactamente! Aunque el rojo y el blanco tienen el mismo diseño, i representan unos estilos completamente diferentes!
Ambos vestidos tenían sus propias características. Sin embargo, Valentina irradiaba delicadeza y exquisitez, mientras que Aitana tenía una apariencia más común. El vestido de la Emperatriz Roja se ajustaba perfectamente al cuerpo de Valentina, realzando su atractivo apasionado…
En comparación, Aitana no lucía tan impresionante. Al darse cuenta de que Valentina la había superado, sintió una gran envidia. No pudo evitar insultar en su interior:
<<¡Maldita sea! ¡Ya fue expulsada de casa y todavía es capaz de atraer la atención de todos!>>>
Apretó los dientes con rabia y en un instante cambió su expresión a una de miedo y súplica, diciendo: @
-Hermana, no te enfades… No fue mi intención no esperarte… No me golpees, por favor….
Con una sola frase, se convirtió en una pobre víctima que había sufrido los abusos de Valentina durante mucho tiempo…