Chapter 82
Chapter 82
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Clara pudo sentir el calor y la humedad de la sangre ajena palpitarle el rostro, mientras ella no sentía ningún dolor a pesar del disparo. Todo había sido realmente rápido, pero lo suficiente para que ella fuera consciente de los hechos, de la situación y solo pudo hacer una cosa.
-ETHAN- gritó al ver el cuerpo de su mate tambalearse delante de ella, con una herida en su pata de donde brotaba la sangre.
Seguido escuchó el grito del cazador cuando la boca llena de dientes del lobo de pelaje azabache se cerraba alrededor de su cuello y lo desgarraba. Dixon no tuvo contemplaciones para matar al agresor de su pareja. Apretó hasta que el hombre dejó de moverse. Y solo así alzó la cabeza. Los ojos dorador de él se fijaron en Clara, como los de su hermano que la miró por encima del hombro.
A pesar de lo que había pasado, de que pudiera estar resentida porque ellos no hubieran llegado a tiempo, fue como aquella vez, ellos la habían ido a buscar, y por el estado del cuerpo de ambos, incluyendo las heridas en sus patas desgastadas y casi a carne viva, y la herida recién, ella supo que la llevaban buscando por inucho, mucho tiempo.
El corazón en su pecho comenzó a palpitar. Su instinto le dictaba que fuera hacia ellos, pero ella se mantuvo quieta en el lugar. No sabía cómo los dos gemelos reaccionarían dado que de seguro olerían la esencia del macho dentro de ella. La había anudado y marcado con su olor. Y ellos eran realmente dominantes.
El resultado estaba fuera de sus expectativas. Por lo que se mantuvo lo más serena que pudo, esperando ver la reacción de ellos.
Dixon fue el primero en acercarse. No decía nada al igual que Ethan. Las aletas de su nariz se movían. Ya la estaba oliendo. Lara se sentó cuando este se acercó a ella. Lo primero que hizo fue
enterrar su nariz en su cuello olfateando más de cerca.
Ella lo escuchó grunir contra su piel, mas no le hacía daño. Su nariz revolvió sobre su pelaje estudiando cada una de las heridas, como si buscara aquella que la hubiera marcado y se las hubiera arrebatado de su lado.
-No me marco- ella le dijo de forma plana.
Clara, tragaba en seco, su mente decía una cosa, pero su cuerpo estaba extraño. La cercanía de sus mates la tranquilizaba, pero igual la hacía temblar. La lengua de Dixon en su cuello había calmado ahora el dolor de las heridas de mordidas que antes estaban alli, y podia sentir la lengua de Ethan lamiendo su vientre y más abajo, incluso en su sexo que estaba adolorido
Se estremeció ante ello y se removió haciéndose bola entre ellos. Escondió si rostro entre su cola peluda en un intento de calmar su temblar. Sentia su conciencia flaquear. Esta no era solo ella. Sus defensas estaban bajas y se sentia cansada. Su celo incluso había fallado. No sabia que le ocurria.
Pensaba que sus mates iban a actuar como todo macho enloquecido por la furia, pero, por el contrario, ellos estaban cuidando de ella. Preocupados por ella.
-Clara – Ethan la rodeó y se acostó detrás de ella pegando su cuerpo lobuno al suyo y recargando su cabeza sobre el cuello de la loba – Dinos quien fue. Necesitamos hacer algo sino enloqueceremos,
Dixon lamió la cabeza de su mate y se recostó ahora por delante en un intento de hacer que ella sintiera la cercanía de ellos. La llenaba con sus feromonas. Los ojos de él estaban completamente dorados, amenazantes, pero bien sabia que no podia hacerle daño a la loba.
Él podía ser un bruto, estar rabioso hasta la médula, pero ella no tenia la culpa.
Solo quedaba una opción. Volver a la manada y enlazarla con ellos. Saber que les pertenecía y hacerla sentir de nuevo protegida, porque en esos días que no había estado al lado de ellos, habian sentido la falta de su loba, de su segunda mitad. Y no era solo por el enlace. Text © 2024 NôvelDrama.Org.
Clara era más importante en sus vidas de lo que ella podía entender. Y se iban a dignar a llevarla de regreso cuando el temblar de la loba que se había calmado un poco se hizo más fuerte de repente. Esta alzó la cabeza y tras sacudirse como si estuviera loca para salir de entre ellos, saltó hacia atrás alejándose de ellos.
Y ambos supieron que ahora todo sería más complicado porque la clara que tenían delante no sería tan fácil de convencer.