El CEO se Entera de Mis Mentiras

El CEO Se Novela 506



Capítulo 506

Luis, sorprendido, exclamó, -¡Raquelita!

-Luis, ¿cómo estás? ¿Has comido bien? ¿Alguien te ha molestado?

Alberto observaba a Raquel; su rostro estaba repleto de preocupación por Luis. Esa tensión cuidado eran genuinos.

Alberto se dio la vuelta; no quería mirar ni escuchar.

-Raquelita, estoy bien, no te preocupes. El jefe Alberto me ha tratado bien desde que me trajo, creo que he engordado -bromeó Luis.

Raquel, sabiendo que Luis trataba de reconfortarla, dijo con una leve sonrisa en los labios: Luis, aguanta un poco más, he accedido a operar a Ana; pronto podrás salir.

Luis guardó silencio por un momento, no preguntó por qué a Raquel,

simplemente apoyaba las decisiones que ella tomaba. -Está bien, no te preocupes por mí, estoy bien.

Raquel sostenía su celular, mirando las luces fuera de la ventana: -Luis, una vez que Ana esté operada, dejemos este lugar. No quiero seguir en Solarena.

Al oír estas palabras, el cuerpo atlético y distinguido de Alberto se tensó de repente. Raquel se iba a ir.

-Raquelita, ¿por qué de repente quieres irte? Antes no querías volver conmigo.

Raquel observaba su reflejo en la ventana y dijo suavemente: -Porque ya se han resuelto las cosas aquí; naturalmente, es hora de irme.

Luis respondió: -Está bien, yo te llevaré.

Raquel colgó el celular y se lo devolvió a Alberto: -Jefe Alberto, toma.

Alberto tomó el celular.

Raquel presentó su condición: -Puedo operar a Ana, pero tienes que liberar a Luis antes de la cirugía. Necesito ver a Luis para proceder con la operación.

Alberto asintió: -Está bien, estoy de acuerdo.

Raquel: -Jefe Alberto, entonces puedes irte. He dicho todo lo que tenía

que decir.

Alberto permaneció de pie sin moverse, mirando a Raquel. -¿Te vas de aquí?

Raquel no levantó la vista: -Sí.

Alberto preguntó: -¿A dónde irás?noveldrama

Capitulo 506

Raquel respondió: -Eso es asunto mío, no tengo nada

que

decirte.

Los dedos largos de Alberto se crisparon, apretando el celular.

Raquel levantó la vista hacia él: -Jefe Alberto, ¿hay algo más?

Alberto quería decir algo, pero al ver la actitud resistente de Raquel, y pensando en la situación actual entre ellos y el papel de Ana, no pudo pronunciar palabra.

Alberto se giró y se marchó.

Después de que Alberto se fuera, Camila entró: -Raquelita, ¿le dijiste a jefe Alberto?, ¿le contaste que tú eres su salvadora, él te creyó?

Raquel sonrió levemente: -No.

-Ah, Raquelita, ¿por qué no le dijiste a jefe Alberto?

-Camila, no hay prisa. Ahora que el medallón está en manos de Ana, hablar precipitadamente solo la alertaría. Ya he accedido a realizar la cirugía cardíaca para Ana.

Camila miró a Raquel: -Raquelita, ¿tienes algún plan?

-Cuando salvé a Alberto, en realidad había un testigo presencial. Ya he enviado a alguien a buscar a ese testigo. El día de la cirugía cardíaca de Ana, ese testigo llegará, y yo misma

revelaré a Ana.

Camila expresó con alegría: -Eso es maravilloso, Raquelita. Ana ha usurpado tu lugar durante años, arrebatándote el cuidado y el afecto que te correspondían. Es hora de que devuelva todo lo que ha tomado.

En los ojos de Raquel brilló un resplandor frío y agudo: ¿Sabes cómo destruir a alguien? Es llevarla a la cima y luego hacer que caiga en picado al abismo. En ese momento, seguramente colapsará. Ese será el precio que Ana pagará por haberme suplantado. 2


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