Mi Ex-esposa Misteriosa Es Multimillonaria

Capítulo 29



Capítulo 29

Capítulo29

Sin embargo, la realidad era que él no se sentía liberado de su relación, sino todo lo contrario. En

esta relación, él comenzaba a sentirse cada vez más impotente.

Se escuchó un golpe en la puerta y Alejandro Hernández respondió, mientras César Antonio

entraba apresurado con algunos documentos en mano.

-Hernandez, he terminado la investigación. Hotel KS canceló la orden de Hogar Ediar hace nueve

días y ha rescindido completamente su colaboración con Sánchez. Pero en ese momento, Pérez

aún no había revelado los problemas de calidad de los productos de Sánchez a los medios, y el

público solo tenía algunas especulaciones infundadas.

Luego, Beatriz Sánchez anunció su compromiso y se contactó con los paparazzi para difamar a

Irene Isabel. Después de eso, Pérez expuso los problemas de calidad de los productos de Sánchez,

lo que provocó una gran controversia

Alejandro Hernández apretó los dientes y, con manos temblorosas, sacó una Aspirina y se la tragó

para calmar su dolor de cabeza.

-Se dice que el subdirector de Hotel KS, José Luis, aceptó sobornos de Sánchez y utilizó

colchones defectuosos en lugar de los productos de calidad, Pérez lo descubrió y por lo despidió.

Ese hombre había trabajado allí por más de 20 años y fue promovido por su padre. Tsk tsk, la

Directora Pérez es realmente valiente, es como una versión femenina de usted, Señor Hernández.

Aunque César Antonio todavía estaba enojado por lo de las escaleras, sabía reconocer lo bueno NôvelDrama.Org © content.

cuando lo veía.

-¿Por qué… siento que toda esta serie de eventos están relacionados?– preguntó Alejandro

Hernández mientras se masajeaba las sienes.

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De repente, escuchó el sonido de tacones altos en el pasillo, los tacones de Irene Isabel.

-Alejandro, no vuelvas a tomar Aspirina. Si tienes dolor de cabeza, avísame y te ayudaré a

aliviarlo con un masaje o acupuntura.

-Alejandro, si te duele la cabeza, mi corazón también duele. Así que tengo que curarte, para que

ninguno de los dos sufra más.

Las palabras cariñosas de Irene Isabel resonaron en sus oídos.

De repente, sintió una mano suave que se posaba en su sien y comenzaba a masajearla con cuidado. Maldición, de nuevo estaba pensando en esa mujer. ¿Acaso había comenzado a extrañarla después de su divorcio? ¡Alejandro Hernández no era ese tipo de hombre infiel!

La noche habia caldo y el Rolls–Royce conducia por las calles mojadas.

Esta zona no estaba lejos del Hotel KS y Alejandro Hernández siempre había envidiado el terreno que Pérez poseía, ahora valorado en casi cien mil millones.

Si no hubiera sido por la mala gestión anterior que les había costado una estrella, KS WORLD podría haber sido el único hotel de seis estrellas en la ciudad de México.

Sin embargo, la aparición de Clara Pérez parecía tener un gran poder para detener la marea, y poco a poco estaba llevando el hotel por el camino correcto.

En ese momento, el semáforo estaba en rojo.

Alejandro Hernández limpió la niebla de la ventana y sus ojos oscuros se dirigieron hacia fuera.

Una chica con un paraguas estaba tratando de conseguir un taxi en la acera.

Alejandro Hernández se sobresaltó repentinamente y se dio cuenta de algo, su corazón latía fuertemente mientras abría la puerta del coche y corría al otro lado de la calle bajo la lluvia.

¡Director Hernández! ¡Director Hernández, a dónde va usted!– César Antonio estaba

completamente sorprendido.

Desde su divorcio con su ex esposa, el jefe a menudo perdía el control y él no podía hacer nada al

respecto.

La chica se detuvo en un taxi y justo cuando estaba agarrando la puerta, una gran mano agarró su

brazo.

Ella levantó la cabeza atónita, luego su rostro palideció y se quedó paralizada.

-Hernández… Hernández… Director Hernández?

-Directora Pérez.

El flequillo negro y húmedo de Alejandro Hernández cubría sus ojos oscuros llenos de ira —¿ Quieres que te lleve a algún sitio?

La chica gritó de miedo, apartó la mano del hombre y el taxi aceleró lejos.

-¡Director Hernández!– César Antonio llegó corriendo con un paraguas para él.

Alejandro Hernández lo empujó, empapado bajo la lluvia, temblando de ira mientras respiraba

fuertemente.

-Clara Pérez… ¡Tú… eres una estafadora!–


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